domingo, 14 de septiembre de 2014

“CRIANDO TIGRES DE PELUCHE”

De los más de 1300 hombres y mujeres inscriptos para adoptar en la provincia de Santa Fe, solo un pequeño porcentaje se propone para prohijar niños mayores de 8 años, y ni que hablar de adolescentes…sobran los dedos de una mano!. La mayoría de los pretensos adoptantes anhelan vivenciar la experiencia de crianza de un niño pequeño acompañando cada etapa del crecimiento. Es entendible.
Pero…y si cambiemos el foco de atención?…un niño de 9 años…una niña de 12…hermanos de 10 y 14…son niños…anhelan una familia, experimentar aunque sea tardíamente, la experiencia de mamá y papá. Y no siempre lo logran. Porque no solo son pocos los adultos dispuestos a la adopción de niños mayores sino porque el proceso de alojamiento y vinculación con niños de más de 9 años suele ser complejo. No difícil. Complejo … en todos sus sentidos: por complicado y también en el sentido de la variedad de pruebas a superar hasta que todos y cada uno se sienten en verdad una familia, ya que en la construcción del vínculo padre-madre-hijo (en todas sus variantes) se ponen en juego ideas, emociones, fantasías y experiencias anteriores.
En gran medida, el éxito de una adopción de niños mayores radica en la capacidad de los padres para acompañar un largo proceso de elección que ese niño debe hacer. Legalmente puede estar todo acomodado, pero emocionalmente hasta que el niño no consiga elaborar en su totalidad el duelo de lo que supone perder la referencia de su familia de origen y supere las heridas subjetivas, la familia adoptiva seguira siendo una buena familia que lo cuida y lo quiere, pero no sus padres. Para estos procesos emocionales tan complejos en teoría se necesitan al menos dos años y de cómo se afronte por parte de los padres dependerá el éxito ó el fracaso de la adopción.
Muchas familias entienden que con amor, con todo el amor que sin lugar a dudas tienen para dar, es suficiente para acompañar y alojar a un niño grande en situación de adoptabilidad. Es importante, mas no siempre suficiente. La mas de las veces el dolor profundo vivenciado por los pequeños se expresa de maneras pocos comprensibles. Hace falta mucha paciencia, tranquilidad, y casi siempre ayuda profesional para decifrar y acompañar los procesos de reparación de los daños internos y la generación de nuevos vínculos.

Para quien le interese la temática de la adopción de niños mayores recomiendo un cálido libro escrito por una mama adoptiva y psicóloga , Magdalena Juan Ampuero, llamado “Criando tigres de peluche”. Interesante historia de vida, colmada de sensibilidad y sinceridad, que pone el acento en el niño y en la necesidad de atender a las dificultades que aun siendo muy pequeño ha debido atravesar, para comprenderlos, para entender sus manifestaciones a veces rudas, a veces ásperas. Como bien dice la autora: “Es cierto que son niños “fieros”, porque si no hubieran sido así no habrían sobrevividos, por eso he titulado este libro así: “Criando tigres de peluche”…

Por nuestros pequeñas “fieras” y por muchos padres que se animen al desafío maravilloso de mostrarles que hay otra vida posible…

                                                                 Psi. Veronica Velasco


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