“CRIANDO
TIGRES DE PELUCHE”
De
los más de 1300 hombres y mujeres inscriptos para adoptar en la provincia de
Santa Fe, solo un pequeño porcentaje se propone para prohijar niños mayores de
8 años, y ni que hablar de adolescentes…sobran los dedos de una mano!. La
mayoría de los pretensos adoptantes anhelan vivenciar la experiencia de crianza
de un niño pequeño acompañando cada etapa del crecimiento. Es entendible.
Pero…y
si cambiemos el foco de atención?…un niño de 9 años…una niña de 12…hermanos de
10 y 14…son niños…anhelan una familia, experimentar aunque sea tardíamente, la
experiencia de mamá y papá. Y no siempre lo logran. Porque no solo son pocos
los adultos dispuestos a la adopción de niños mayores sino porque el proceso de
alojamiento y vinculación con niños de más de 9 años suele ser complejo. No
difícil. Complejo … en todos sus sentidos: por complicado y también en el
sentido de la variedad de pruebas a superar hasta que todos y cada uno se
sienten en verdad una familia, ya que en la construcción del vínculo
padre-madre-hijo (en todas sus variantes) se ponen en juego ideas, emociones,
fantasías y experiencias anteriores.
En
gran medida, el éxito de una adopción de niños mayores radica en la capacidad
de los padres para acompañar un largo proceso de elección que ese niño debe
hacer. Legalmente puede estar todo acomodado, pero emocionalmente hasta que el
niño no consiga elaborar en su totalidad el duelo de lo que supone perder la
referencia de su familia de origen y supere las heridas subjetivas, la familia adoptiva
seguira siendo una buena familia que lo cuida y lo quiere, pero no sus padres.
Para estos procesos emocionales tan complejos en teoría se necesitan al menos
dos años y de cómo se afronte por parte de los padres dependerá el éxito ó el
fracaso de la adopción.
Muchas
familias entienden que con amor, con todo el amor que sin lugar a dudas tienen
para dar, es suficiente para acompañar y alojar a un niño grande en situación
de adoptabilidad. Es importante, mas no siempre suficiente. La mas de las veces
el dolor profundo vivenciado por los pequeños se expresa de maneras pocos comprensibles.
Hace falta mucha paciencia, tranquilidad, y casi siempre ayuda profesional para
decifrar y acompañar los procesos de reparación de los daños internos y la generación
de nuevos vínculos.
Para
quien le interese la temática de la adopción de niños mayores recomiendo un cálido
libro escrito por una mama adoptiva y psicóloga , Magdalena Juan Ampuero, llamado
“Criando tigres de peluche”. Interesante historia de vida, colmada de
sensibilidad y sinceridad, que pone el acento en el niño y en la necesidad de
atender a las dificultades que aun siendo muy pequeño ha debido atravesar, para
comprenderlos, para entender sus manifestaciones a veces rudas, a veces
ásperas. Como bien dice la autora: “Es
cierto que son niños “fieros”, porque si no hubieran sido así no habrían
sobrevividos, por eso he titulado este libro así: “Criando tigres de peluche”…
Por
nuestros pequeñas “fieras” y por muchos padres que se animen al desafío
maravilloso de mostrarles que hay otra vida posible…
Psi. Veronica Velasco
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